La violencia contra las mujeres y las niñas destroza vidas, cuando no las mata, y toma muchas formas: violencia física, sexual y psicológica (ONU Mujeres). Numerosos informes (ONU Mujeres, OCDE, UNODC, informes nacionales) indican que una de cada tres mujeres es víctima de alguna forma de violencia en su vida. Aun cuando la expresión de las mujeres se vienen liberando cada vez más, más allá de la esfera privada, pocas mujeres aún están dispuestas a denunciar esta violencia por muchas razones: falta de leyes o no aplicación de las leyes existentes, entornos que legitiman la violencia, miedo a represalias, vulnerabilidad y dependencia económica y social, aislamiento, etc.
Si bien se han implementado algunas iniciativas en varios países para continuar garantizando el acceso a los servicios de protección, las consecuencias del COVID-19 en las mujeres habrán sido mucho más numerosas y desastrosas que en la población en general. La violencia se exacerbó durante el confinamiento debido al aislamiento y a las restricciones en los desplazamientos, pero también durante el desconfinamiento, dada la disminución del control que los hombres habían ejercido durante el confinamiento. A esto se sumó el cierre total o parcial de varios servicios de apoyo a fin de cumplir con las medidas sanitarias
Quedan muchos desafíos por superar para que las mujeres gocen de la seguridad y la protección jurídica a la que tienen derecho. A pesar de todas las leyes, las convenciones internacionales, las iniciativas de prevención y la sensibilización existentes, los actos de violencia con frecuencia quedan impunes. En Nicaragua, por ejemplo, decenas de mujeres son asesinadas a sangre fría cada año por hombres, y centenares de ella sobreviven a ataques violentos sin nunca obtener justicia. La organización Católicas por el derecho a Decidir, informa que tan sólo este año, la violencia contra las mujeres ha cobrado la vida de 51 mujeres nicaragüenses, mientras que 86 mujeres han sobrevivido a su agresor. Este registro solo reporta las muertes violentas de mujeres a manos de hombres, ya que la ley especial contra la violencia contra la mujer y las reformas del código penal, Ley 778, determina que, para que se trate de feminicidio, debe existir una relación inequívoca entre la víctima y el agresor, reduciendo así este delito tan sólo al entorno familiar. Según la Red de Mujeres contra la Violencia, la curva de los feminicidios ha aumentado desde 2018 debido a las reformas realizadas a las leyes que protegen a las mujeres contra la violencia, la crisis sociopolítica, la inseguridad ciudadana y la pandemia del COVID-19.Il reste bien des défis à surmonter pour que les femmes jouissent de la sécurité et de la protection juridique auxquelles elles ont droit.
Un proyecto para mejorar las condiciones de vida de las mujeres en Nicaragua
Para hacer frente a la situación, SUCO Nicaragua apoya a su organización socia Asociación Proyecto Miriam a través de la implementación del proyecto “Plan de apoyo a las organizaciones para enfrentar el Covid-19”, financiado por el Ministerio de Relaciones Internacionales y de la Francofonía de Quebec. El proyecto contribuye al mejoramiento de las condiciones de vida de 50 mujeres víctimas de violencia doméstica y a sus familias (un total de casi 250 personas), y a fortalecer su resiliencia para hacer frente a la pandemia y a la prevalencia de la violencia de género en el departamento de Estelí.
El proyecto, conformado por tres partes, ha permitido hasta ahora:
- Mejorar la seguridad alimentaria de 50 mujeres y sus familias a través de la distribución de paquetes de alimentos, la distribución de insumos agrícolas, el acompañamiento técnico y la implementación de huertos para la producción de alimentos de rápido crecimiento y altamente nutritivos.
- Prevención de la violencia doméstica a través del acompañamiento psicosocial profesional y de la implementación de talleres enfocados en la violencia de género, los derechos humanos y el desarrollo de la autoestima, con cerca de 70 mujeres adultas y un 20% de mujeres jóvenes.
- Prevención de la propagación de la pandemia de COVID-19, mediante la distribución de kits de salud, la implementación de talleres de sensibilización y el despliegue de una campaña de prevención acerca de los factores de riesgo y las medidas de prevención a adoptar para hacer frente a la pandemia. La campaña incluye la distribución de pancartas, afiches, así como anuncios en la televisión y la radio (más de 1.200 transmisiones en la radio), con cubertura en todo el departamento de Estelí.
Este proyecto, que permite a las mujeres beneficiarias reconocer las desigualdades de género, desarrollar mecanismos alternativos de autoprotección y de apoyo mutuo, continuará hasta diciembre de 2021.
“Participar en el proyecto ha sido de gran utilidad para mí, puesto que dejé atrás mi miedo ‘al qué dirán’, aprendí a valorarme, a conocer mis derechos, a defenderlos y a ayudar a los demás».
“Me siento agradecida por el apoyo psicológico recibido. Yo sé cómo manejar mejor mis emociones para no sentirme abrumada por ellas, especialmente ahora con la pandemia… Esto me ha cambiado mucho, ahora me siento feliz porque puedo trabajar en mi huerto. Es una forma de desestresarme que me anima a seguir adelante”.
– testimonios anónimos de las participantes en el proyecto
Fuentes:
Vicky Tremblay, Representante de SUCO en Nicaragua
Linda Gagnon, Encargada de programa Polo Américas y el Caribe, y experta en Igualdad de género de SUCO.
Este artículo ha sido realizado con el apoyo financiero del gobierno de Canadá, otorgado a través del ministerio Affaires mondiales Canada al programa de Cooperación de Voluntarios (PCV).